Por Delfina Acosta
Nueve vidas lleva por título el libro de relatos breves del escritor Alejandro Hernández y von Eckstein. El material literario ha sido publicado recientemente por la Editorial Servilibro.
Hay en estos cuentos breves mucha fantasía. El texto resucita reliquias históricas del pasado para mezclarlas, de alguna manera, con los adelantos técnicos en el relato La Decisión. Es que Alejandro se inició en la escritura abrevando en las aguas del lejano país del Nilo, y su pasión por un pasado de sarcófagos y espíritus quebrantados emerge a menudo en su pluma.
El lector se sitúa ante una obra que corre la cortina de los cuentos tradicionales, pues los temas tratados son diferentes, lejanos a nuestra cultura y costumbres.
He leído un relato que causó en mí una grata impresión. Me refiero a Vacaciones con mi abuelo. Qué singular manera de trazar una relación familiar rasgada por la brecha generacional. En este cuento sencillo hay un pedazo de lección de vida, porque el abuelo, consciente de que debía sembrar en el pequeño algo de sabiduría y de motivación, compartió con él una suerte de libro con algunas páginas en blanco. Necesitaba transformar el ocio y el aburrimiento de su nieto en energía creativa.
Cuando el niño se hizo grande y recibió un cheque de una editorial ucraniana, como pago de derechos de autor de una tirada de diez mil ejemplares de Cuentos de dos generaciones, también halló un mensaje de su guía y mentor: “Recuerda que todo escritor tiene para sí mismo el compromiso y la obligación de plasmar en papel sus sueños, transformados en poesía o historias, para que alguien en un futuro indefinido pueda disfrutarlos y aprender de los amores, angustias, travesuras y vivencias encerradas en esos renglones. Nuca dejes de soñar, ya que los sueños serán las alas que te llevarán hasta donde imagines. Solo debes creer en Dios, en ti mismo, desearlo con el corazón y con el alma”.
A lo largo de estos escritos bien delineados, se percibe la presencia del candor. La esperanza y la solidaridad intentan dar su cuota de luz a un mundo en el que el hombre se despoja de su sensibilidad para convertirse en un reflejo más de los afanes materialistas.
No hay necesidad de escarbar tanto en esta nueva entrega literaria de Alejandro Hernández y von Eckstein, pues los mensajes de amor y valoración de la conciencia limpia son casi explícitos.
“La florista” deja asomar amores efímeros, encuentros y desencuentros. Un toque de romanticismo pone el acento necesario en el relato para despertar un sentimiento de nostalgia en los lectores.
Esta historia y otras que nos va contando el autor hacen culto a la humildad, y nos confronta a veces con nuestra realidad colectiva: somos solamente seres de carne y hueso, y necesitamos amar y ser amados.